martes, mayo 08, 2007

Desde mi corazón / En la cocina de la educación de los adolescentes

En la cocina de la educación de los adolescentes

Escuché hablar al pastor José Luis Navajo, de España. Y me planteó preguntas y algunas indicaciones desde una visión "culinaria" en su libro "Eduquemos a nuestros hijos", dirigido más a principios que a métodos.

¿Cuándo los padres empezamos a perder el control de nuestros hijos? ¿Cuál es la diferencia entre comprensivo y permisivo? ¿Más amigo y menos padre? ¿Por qué tienen a veces nuestros adolescentes "síndromes de emperador"? ¿La mejor manera de educar a nuestros hijos es consentirle todo lo que quieren?

Muchos padres se dejan controlar por las exigencias de los hijos. No saben poner límites. Y le dan concesiones equivocadas, no saben utilizar la palabra no, que a veces puede significar "te quiero".

Navajo nos dice que nuestros hijos necesitan límites y lo necesitan desesperadamente.

Hay señales que nos indican cuando la situación se escapa de las manos de los padres. "Si tienes un niño pequeño hace lo que quiere, que no ayuda a recoger los juguetes, que no es capaz de ayudar, y eso no se frena, cuando tiene 16 o 17 años, se desborda", nos dice un autor español.

Cuando comienza a faltar el respeto a los padres y que nunca es capaz de ponerse en lugar de los demás, es un síntoma... hay que confrontarlo.

Los padres superamos la adolescencia tantas veces como tantos hijos tenemos que pasan por esa etapa.

¿Pueden los padres no advertir estas señales, estos síntomas... ?

Pueden. Vivimos en una sociedad competitiva, absorbente, con horarios de trabajo muy prolongados. Los padres "no tienen tiempo". Los hijos pasan demasiado tiempo solos, demasiado tiempo en las calles... el factor "tiempo" es un pilar fundamental en la educación de los muchachos... Claro, trabajar más de ocho horas es necesario en muchos casos... También hay padres que "están" en el hogar pero "no están" con los hijos, con el muchacho... ausencia emocional... ¿Por donde vamos hoy?

Navajo nos dice que en la cocina de la educación hay ingredientes que no podemos utilizar.

Por ejemplo, el autoritarismo. "Si no somos educados al corregir, no estamos educando", nos dice. Cuando determinadas actitudes nos hacen perder el control, respiremos profundamente... el autoritarismo fomenta la ira... hay determinados aspectos que deben colocarse en el diálogo entre padres e hijos... ya no es tiempo de una relación dominante-dominado, una relación en donde el hijo no puede abrir la boca para nada...

El efecto péndulo nos ha llevado a otro extremo... con la diferencia de que parece que ahora el dominado es el padre y el dominante es el hijo...

Necesitamos buscar el equilibrio.

Tampoco debemos recurrir a la permisividad... consentirle todo a mi hijo por temor de que vaya a traumatizarse...

En cambio, hay otros elementos que siempre deben estar presente en esta cocina de la educación.

Debe estar siempre presente el "dar ejemplo", como fuente de educación siempre insuficiente. Nuestro hijo o hija es educado no sólo cuando nos escucha, sino cuando nos ve (los hechos hablan más alto que las palabras).

Invertir tiempo en mis hijos... desde las pequeñas cosas hasta las que consideramos más importantes.

Reforzarlos positivamente, exhortarles en positivo.

Un cuarto ingrediente, corregir, disciplinar... es un ingrediente que debe estar en toda cocina de la educación. No es muy popular... el castigo debe ser aplicado con corrección, mesura, cariño, pero debe ser aplicado.

En definitiva, "sembrar y saber esperar".

Gracias, José Luis.

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