miércoles, junio 15, 2011

Desde mi estudio / Confianza contra temor

Liderazgo: la confianza, clave para vencer el temor

Milton Tejada C.

En una organización, cuando el que tiene poder no tiene autoridad, podríamos decir que es un “dictador”, entre comillas. Se le hace caso por ser el jefe, por el puesto que ocupa, pero a la gente no le puedes pedir nada más que obedezcan y acaten. Entonces, tenemos que buscar ejecutivos y directivos que tengan autoridad.

Para muchos confrontar es enemistar. Sin embargo, la realidad es que las malas prácticas, los errores, los desaciertos, las ignorancias, las formas equivocadas, deben ser confrontadas si se desea que una persona, organización o empresa logre nuevos niveles de eficiencia y satisfacción.

En ese sentido, compartimos algunas ideas con Marcos Urarte, consultor internacional, quien nos describe algunos elementos del liderazgo. Urarte, del Grupo Pharos de España, fue invitado por el Grupo Delphi y por el Instituto Dominicano de Excelencia y Competitividad Empresarial (IDECEM) y ofreció una conferencia en el Hotel Embajador con la presencia de una amplia representación de diversas empresas.

Milton Tejada MT): Marcos, muchos ejecutivos y personas en la vida diaria huyen la confrontación, aun cuando esta sea justa… ¿a qué podemos atribuirlo?

Marcos Urarte (MU): El ser humano tiene pavor, mucho pavor, a no formar parte de ningún grupo. El ser humano ha llegado a donde está por formar parte de un grupo. El grupo es lo que nos hace fuertes.

Este pavor hace que cuando vemos que ciertas personas tienen un comportamiento que no compartimos, pero tenemos miedo de quedar excluido del grupo, somos capaces de mirar hacia otro lado con tal de no quedar excluido del grupo.

MT: ¿Cómo puedo, en mi empresa, impulsar que haya un nivel de confrontación sin que haya temor… cómo vencer la cultura del temor?

Urarte nos contesta indicándonos algunas pautas.

MU: Si tú eres un alto ejecutivo, para que el resto ejecutivos de mandos intermedios tengan un cierto comportamiento, tú tienes que ser el modelo, tienes que generar confianza en ellos. Ellos, de alguna manera, tienen que estar convencidos de que ante cualquier idea tuya, si alguien cree que hay otra alternativa, tienen que tener la libertad de decírtelo, con todo el respeto.

Eso no significa que la decisión que tomes sea la de todo el mundo. Sin embargo, tú me pagas porque crees que mis ideas son valiosas. Una vez que hayas reflexionado, la decisión que tomes yo la aceptaré como mía. Tienes que generar esa confianza.

En cambio, si cuando te digo algo, absolutamente me descalificas, me dejas en ridículo, me das un no autoritario, y más delante de la gente, después no me pidas que aporte ideas.

Si eres, como mínimo, coherente, equitativo y de alguna manera generas confianza, tu equipo será así, y si un ejecutivo tuyo no actúa así, tienes que cambiarlo o despedirlo, nos pagan para tomar decisiones, y para mí el despedir es la última alternativa, pero es imprescindible de cuando en cuando hacerlo.

MT: ¿Cuáles son, entonces, los fundamentos del liderazgo?

MU: Dos palabras que utilizamos desde el tiempo de los romanos: “autoritas” y “potestas”. La potestas es el poder que tienes en función del cargo que estas ocupando, es lo que pone en tu tarjeta, la potestas siempre es temporal, cuando pierdes tu posición, pierdes el poder sobre los otros. Por ejemplo, yo soy director comercial, yo tengo poder, potesta sobre los comerciales, porque lo pone en mi tarjeta, cuando dejo el cargo, pierdo el poder.

¿Qué es la autoritas? Es el poder que tienes independientemente de la posición que estés ocupando.

Un ejemplo, la película El Gladiador. El protagonista, al principio, tiene poder y tiene autoridad. Tiene poder porque es un general del ejército romano, pero también tiene autoridad porque sus soldados lo seguirían al infierno, no por ser general, sino por ser él. Es decir, le siguen no por el cargo que tiene.

En ese momento, tiene poder y tiene autoridad, es un líder.

Avanza la película, pierde el poder y cae en un nuevo colectivo, el de los gladiadores, cae esclavo. Recupera la potestas, el poder, porque la autoridad siempre fue con él. Nadie le dice a los gladiadores: “Este va a ser nuestro jefe”, pero su autoridad se acaba imponiendo.

En una organización, cuando el que tiene poder no tiene autoridad, podríamos decir que es un “dictador”, entre comillas. Se le hace caso por ser el jefe, por el puesto que ocupa, pero a la gente no le puedes pedir nada más que obedezcan y acaten. Entonces, tenemos que buscar ejecutivos y directivos que tengan autoridad.

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