DINÁMICA:
En pareja o
pequeños grupos, si la célula es muy grande, conversarán unos cinco minutos:
·
Identifica
UNA COSA BUENA
QUE HA SIDO SEMBRADA en tu vida,
QUIEN la sembró y
QUÉ FRUTOS ha dado esa
siembra.
·
En la célula, compartir durante
8 o 10 minutos el resultado. No todos podrán hablar, sólo algunos.
DESARROLLO:
“Es posible repartir lo que
se tiene y aumentar la riqueza; también es posible mostrarse avariento y
perderlo todo. Sí, el hombre generoso se enriquecerá. Agua que da al prójimo es
agua que vuelve a él.” Proverbios 11:24-25
El plan de Dios para cada uno de nosotros es que demos frutos, que
obtengamos buenos resultados con nuestra vida. Ese fruto, sin embargo, requiere
que cada uno de nosotros siembre. Se requiere trabajo y entender el principio
de la siembra y la cosecha. Como nos dice la Palabra de Dios: “No os dejéis engañar, de Dios nadie se
burla; pues todo lo que el hombre sembrare, eso mismo cosechará” (Gálatas 6,7).
Para recibir hay que dar. Si no está
dispuesto a dar mucho, entonces quítese de la cabeza que recibirá mucho. Si
no das –si no siembras- no tendrás la familia que desea, el matrimonio que
desea, los hijos que desea, la economía que desea, ni va a obtener fruto
abundante de ninguna clase si no te ocupas de sembrar mucho y de sembrar bien.
La Ley de la Siembra y la Cosecha indica además, que recibirás más de lo que siembra. Es la lógica de la semilla. Si
siembras una semilla de mango que sea buena y la cuidas, tendrás una mata de
mango y muchos mangos.
¡El gran problema no son los
que tienen y los que no tienen, sino los que no dan! El dar y el sembrar constituyen el termómetro de
nuestro amor hacia los demás. Jesús dice que debemos dar para recibir, morir
para vivir, servir para ser líderes… (Mt 20:28).
El proverbio dice: “¡Es posible repartir lo que se tiene y aumentar la
riqueza!”. El balance está entre ser avarientos con nuestro dinero, tiempo,
ideas ó sueños, ó usar con generosidad lo que Dios nos ha dado para bendecir a otros.
Este principio es uno de los que parece contrario a nuestra generación,
donde estamos más preocupados por nuestros propios derechos y permisos.
Queremos ser recipientes de todo, en lugar de ser una bendición para los otros.
Es un principio común en el Reino de Dios y debe convertirse en común para
todos nosotros, porque en la mayoría de los casos marca la diferencia entre
ganar y perder.
Los caminos de Dios siempre funcionarán,
fueron diseñados por Él, para manejar apropiadamente nuestra sociedad y a
nosotros mismos. Puede que no produzcan resultados inmediatos, pero siempre
ganarán a largo plazo.
Esta ley fue preestablecida por Dios y no puede ser violada sin que suframos
una pérdida. Si sembramos poco,
recogeremos poco. Nuestro Señor dice: “Con la vara que midieres (siembra), serás medido (cosecha)”.
Existen dos cosas que Dios no puede bendecir: la pereza y la tacañería. La pereza
nos mantendrá alejados de plantar, sembrar y regar; la tacañería hará que nos
apoderemos de nuestro dinero y de nuestras ideas, que debieran ser para invertirlas
en otros, para el futuro. El tiempo, el amor, el afecto, las ideas, nuestras
habilidades, el dinero… son semillas que deben ser plantadas ó sembradas en
otros. Esto nos traerá recompensas y un buen futuro.
Dios es un pensador
estratégico. Él quiere
que hagamos lo mismo. Quiere que
entendamos que siendo avaros, podemos convertirnos en perdedores. El hombre
generoso (que da) se volverá rico porque es generoso con su dinero, tiempo y
talentos. Está concentrado en regar y cultivar aquello que ha sembrado. No importa
qué tanto plantemos ó sembremos, si no cultivamos y regamos constantemente; no
recogeremos en abundancia. Regar, significa manejar y nutrir a la gente, los
productos, las ideas ó el dinero que hemos sembrado. Una cosa es dar dinero a
alguien y otra es seguir pendiente de la inversión que se hizo. No debemos dar
e irnos. Debemos dar y seguir nuestro dinero para que dé frutos.
Aprender a dar (sembrar) desarrolla una actitud de generosidad que hará que
aquellos a los que ayudamos nos ayuden de vuelta. Siembra generosamente, ¡vale
la pena!
Intenta sembrar una sonrisa en cada uno... y verás lo que obtienes en
retorno.
PREGUNTASPARACONVERSAR
1. Hablemos de malas siembras y sus
resultados.
2. Hablemos de buenas siembras y sus
resultados.
3. Si hemos sembrado mal en alguna relación nuestra, cómo podemos cambiar.
4. Compartir una o dos cosas que les gustaría
sembrar este año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario