lunes, enero 23, 2012

Desde la fe / Sembrar

Este es uno de los temas que compartimos en nuestras pequeñas células. Sembrar.... porque sólo se cosecha cuando se siembra. Es mucho y diverso lo que podemos sembrar. Alguien dijo que nadie es tan pobre que no tenga algo que dar, ni tan rico que no necesite nada. Sembrar...un desafio para el 2012.


DINÁMICA: 
En pareja o pequeños grupos, si la célula es muy grande, conversarán unos cinco minutos:
·         Identifica 
UNA COSA BUENA QUE HA SIDO SEMBRADA en tu vida, 
QUIEN la sembró y 
QUÉ FRUTOS ha dado esa siembra.
·         En la célula, compartir durante 8 o 10 minutos el resultado. No todos podrán hablar, sólo algunos.

DESARROLLO:

“Es posible repartir lo que se tiene y aumentar la riqueza; también es posible mostrarse avariento y perderlo todo. Sí, el hombre generoso se enriquecerá. Agua que da al prójimo es agua que vuelve a él.” Proverbios 11:24-25

El plan de Dios para cada uno de nosotros es que demos frutos, que obtengamos buenos resultados con nuestra vida. Ese fruto, sin embargo, requiere que cada uno de nosotros siembre. Se requiere trabajo y entender el principio de la siembra y la cosecha. Como nos dice la Palabra de Dios: “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre sembrare, eso mismo cosechará” (Gálatas 6,7).

Para recibir hay que dar. Si no está dispuesto a dar mucho, entonces quítese de la cabeza que recibirá mucho. Si no das –si no siembras- no tendrás la familia que desea, el matrimonio que desea, los hijos que desea, la economía que desea, ni va a obtener fruto abundante de ninguna clase si no te ocupas de sembrar mucho y de sembrar bien.

La Ley de la Siembra y la Cosecha indica además, que recibirás más de lo que siembra. Es la lógica de la semilla. Si siembras una semilla de mango que sea buena y la cuidas, tendrás una mata de mango y muchos mangos.

¡El gran problema no son los que tienen y los que no tienen, sino los que no dan! El dar y el sembrar constituyen el termómetro de nuestro amor hacia los demás. Jesús dice que debemos dar para recibir, morir para vivir, servir para ser líderes… (Mt 20:28).

El proverbio dice: “¡Es posible repartir lo que se tiene y aumentar la riqueza!”. El balance está entre ser avarientos con nuestro dinero, tiempo, ideas ó sueños, ó usar con generosidad lo que Dios nos ha dado para bendecir a otros.

Este principio es uno de los que parece contrario a nuestra generación, donde estamos más preocupados por nuestros propios derechos y permisos. Queremos ser recipientes de todo, en lugar de ser una bendición para los otros. Es un principio común en el Reino de Dios y debe convertirse en común para todos nosotros, porque en la mayoría de los casos marca la diferencia entre ganar y perder.

Los caminos de Dios siempre funcionarán, fueron diseñados por Él, para manejar apropiadamente nuestra sociedad y a nosotros mismos. Puede que no produzcan resultados inmediatos, pero siempre ganarán a largo plazo.

Esta ley fue preestablecida por Dios y no puede ser violada sin que suframos una pérdida. Si sembramos poco, recogeremos poco. Nuestro Señor dice: “Con la vara que midieres  (siembra), serás medido (cosecha)”.

Existen dos cosas que Dios no puede bendecir: la pereza y la tacañería. La pereza nos mantendrá alejados de plantar, sembrar y regar; la tacañería hará que nos apoderemos de nuestro dinero y de nuestras ideas, que debieran ser para invertirlas en otros, para el futuro. El tiempo, el amor, el afecto, las ideas, nuestras habilidades, el dinero… son semillas que deben ser plantadas ó sembradas en otros. Esto nos traerá recompensas y un buen futuro.

Dios es un pensador estratégico. Él quiere que hagamos lo mismo. Quiere que entendamos que siendo avaros, podemos convertirnos en perdedores. El hombre generoso (que da) se volverá rico porque es generoso con su dinero, tiempo y talentos. Está concentrado en regar y cultivar aquello que ha sembrado. No importa qué tanto plantemos ó sembremos, si no cultivamos y regamos constantemente; no recogeremos en abundancia. Regar, significa manejar y nutrir a la gente, los productos, las ideas ó el dinero que hemos sembrado. Una cosa es dar dinero a alguien y otra es seguir pendiente de la inversión que se hizo. No debemos dar e irnos. Debemos dar y seguir nuestro dinero para que dé frutos.

Aprender a dar (sembrar) desarrolla una actitud de generosidad que hará que aquellos a los que ayudamos nos ayuden de vuelta. Siembra generosamente, ¡vale la pena!

Intenta sembrar una sonrisa en cada uno... y verás lo que obtienes en retorno.

PREGUNTASPARACONVERSAR

1.      Hablemos de malas siembras y sus resultados.
2.      Hablemos de buenas siembras y sus resultados.
3.      Si hemos sembrado mal en alguna relación nuestra, cómo podemos cambiar.
4.      Compartir una o dos cosas que les gustaría sembrar este año.




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