martes, enero 31, 2012

Desde otra óptica / Consideraciones sobre END



Algunas consideraciones sobre la Estrategia Nacional de Desarrollo
Miguel Ceara-Hatton

La Estrategia Nacional de Desarrollo es un esfuerzo de concertación importante en el que participaron numerosos sectores de la sociedad dominicana, sin embargo, hasta donde tengo entendido no se consultaron a otras fuerzas políticas más allá que las del sector Oficial. En todo caso, es un esfuerzo interesante pero que presenta diversos problemas en su aplicación.

No voy a discutir lo que entiendo es el enfoque teórico subyacente en la Estrategia pero si me voy a concentrar a algunos aspectos que hacen difícil su aplicación, particularmente lo que tiene que ver con los indicadores de seguimiento. Hay 97 indicadores que forman parte integral de la Ley sobre lo cual se puede señalar lo siguiente:

Primero, al ser los indicadores parte de la Ley, se debe establecer claramente la metodología y la fuente. Además de tener la garantía de que la metodología no se va a modificar y en caso de suceder saber cómo se hizo. Esta tarea se puede dificultar si el Estado Dominicano no tiene el conocimiento directo de la metodología, lo cual ocurre en varios de los indicadores. Por ejemplo, en el Eje 1, los primeros indicadores son “Percepción de la Corrupción”, “Fortaleza institucional” y “Desarrollo burocrático” los cuales son producidos por organizaciones privadas y por lo tanto el Estado Dominicano puede no tener acceso a un cambio de metodología. La experiencia indica que las metodologías de las comparaciones internacionales cambian muy frecuentemente y no son comparables las cifras en tiempo, siendo necesario reconstruir la serie para años anteriores cambiando la línea de base.  

 Segundo, no hay una clara asociación entre las líneas de acción y el resultado de los indicadores. No hay ningún documento anexo a la ley y que forme parte integral de ella que establezca la conexión entre acciones y resultados.

Tercero, no se establece el criterio para indicar el valor de la meta ni la trayectoria. Esto ocurre en todos los indicadores. Uno se pregunta: ¿por qué se eligió una determinada trayectoria y no otra? ¿de dónde salió la trayectoria, que metodología se utilizó? ¿de dónde se sacó la meta? ¿por qué esa y no otra?. Esto es importante porque la trayectoria está establecida en la ley.

Cuarto, hay indicadores que debería objeto de una discusión técnica como es la “línea de pobreza”  y hay que señalar de manera transparente los supuestos para el cálculo del indicador. Si en el futuro alguien cambia la metodología, que pasaría con una meta consagrada en una ley. Además hoy es sabido que tiene problemas metodológicos.

Quinto, en los indicadores de calidad de educación se establecen como referencia el estudio de  LLECE/UNESCO. No hay certeza de que ese estudio de repetirá. ¿Qué incidencia puede tener RD para que se repita el estudio con la misma metodología en el futuro para que puedan ser comparables?

Sexto, debería haber una discusión metodológica de la sinergia entre los indicadores. Puede existir, pero están en otros documentos que no forman parte de la Ley.

Séptimo, al ser parte integral de la Ley, el logro de las metas deberían estar costeados porque tienen implicaciones para el presupuesto nacional. No hay referencia de costos ni de necesidades de recursos para moverse de un punto a otro, por ejemplo en el  uso del agua. El error estuvo en hacer los indicadores parte de la ley. Tampoco hay ningún documento de referencia que forme parte de la ley que aclare estos aspectos.

Octavo, es imprescindible un cierre macroeconómica o de consistencia macro contable para determinar la viabilidad financiera,  las necesidades de crecimiento, inversión y recursos en general.

Noveno, hay indicadores que dependen del esfuerzo de otros países. Por ejemplo,  la participación en el comercio mundial (las metas 32.19 y 32.20)  de las manufacturas y los productos agropecuarios.
Décimo hay leyes que tienen varios años en el Congreso que no se han sancionado y se supone se hará en un futuro inmediato o plazos que se cumplieron y que se postergan aún más. Además en la  motivación de la Estrategia señalan que se deben modificar 150 leyes pero en el texto, en los artículos 29 al 32 se indican solamente alrededor de 25, pero no se indican cuales son las 125 restantes.

Es extraño que un documento normativo, que es sujeto a tantos cambios y propósitos en las próximas dos décadas sea amarrado a una ley orgánica y no a un tipo de pacto entre los partidos políticos y la sociedad civil. Entiendo que aun haciendo los mejores esfuerzos, es técnicamente difícil cumplir las metas planteadas, porque la línea de base es movediza y no hay una sola trayectoria, como supone implícitamente la Ley. Estas metas y su trayectoria cambiarán en muy corto tiempo por la propia dinámica de la sociedad dominicana. A menos que se piense que la sociedad dominicana es estática y de trayectoria única, lo cual es un absurdo. Entiendo que habrá que buscarle una vuelta al hecho de haber puesto metas y trayectorias como parte integral de Ley. Habrá que hacer un riguroso análisis de costos y un cierre macroeconómico e incorporarlo a Ley o en su defecto modificarla, de lo contrario quedará como otra ley más que no se cumple.   

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