viernes, enero 20, 2012

Desde otra óptica / Empresas altamente efectivas

En las Pymes no siempre hay que inventar la  "fórmula del agua tibia". Algunas pautas del éxito personal y del éxito de las grandes empresas pueden ser aplicadas y garantizan dividendos... Carlos Cordero, de El Financiero-Costa Rica, nos presenta algunas fundamentadas en  "Los siete hábitos de las personas altamente efectivas" de Stephen R. Covey: responsabilidad, liderazgo personal, administración personal, beneficio mutuo, comunicación efectiva, interdependencia y mejora continua son hábitos importantes para nuestras pequeñas y medianas empresas...


Los hábitos de las empresas altamente efectivas

Cuando la empresa crece el empresario debe contagiar a sus proveedores y colaboradores con la misma efectividad que le viene garantizando el éxito. ¿Cuáles son los hábitos que debe generar?


Innovación, productividad y eficiencia. Esas son tres máximas que usualmente escuchará como claves de para poder sostener la empresa y hacerla crecer.

La innovación, ya lo vimos, es crear una diferencia real que brinde una ventaja competitiva. La productividad la medimos por la cantidad de clientes, ventas y la relación entre el volumen de lo que fabricamos y las horas hombre. Pero, ¿cómo ser efectivos?

Según Stephen R. Covey (creador de la franquicia “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”) la efectividad solo se puede ver a largo plazo, pero permite resolver problemas,  maximizar  sus oportunidades y aprender e integrar continuamente otros principios en una espiral de desarrollo ascendente.

Juan Carlos Leiva, del Centro de Incubación de Empresas del Instituto Tecnológico de Costa Rica, escribe“La primera conducta personal emprendedora es la capacidad de fijación de metas. Es fundamental y sobre ella reposa cualquier otra actividad que se pretenda emprender”.
Los emprendedores tienen de alguna forma similares hábitos. El reto es cómo se logra que la efectividad personal contagie a los colaboradores y toda la operación y ellos personalmente también sean altamente efectivos. ¿Cómo se aplican esos hábitos en la empresa?

Hábito de la responsabilidad: Implica evidentemente la puntualidad y cumplimiento de los pedidos, citas de negocios, contratos y deberes empresariales en el ámbito legal, laboral, ambienta y tributario. Sobre todo significa que el emprendedor y la empresa deben ser altamente proactivos, que tomen la iniciativa en relación con los clientes, sus necesidades, gustos y deseos; con las oportunidades que existen en el mercado; y con la creación de las propias condiciones de crecimiento, innovación y productividad.

Hábito del liderazgo personal: Para ser líder no es suficiente tener una personalidad y la capacidad de dirigir y entusiasmar a los colaboradores, proveedores y hasta los clientes en el crecimiento de la empresa. Se tiene que tener la visión, visualizar dónde se quiere estar al fin del año y en el futuro,  “empezar  con  un  fin  en  mente”, tener  una  imagen, cuadro o paradigma realista de lo que se quiere lograr como marco de referencia o criterio para el examen de todas las otras cosas. Así se puede comprender  mejor  dónde  se  está  y  dar  siempre  los  pasos adecuados en la dirección correcta.  Pero no construya la visión en soledad. Involucre a todos. Escuche a sus proveedores y colaboradores, quienes también pueden y quieren –si Usted les da la oportunidad- construir esa imagen del futuro de la empresa.

Hábito de la administración personal: Cuando tome una decisión –luego de analizar los pro y contra de una situación- debe tener la capacidad de actuar en consecuencia, realizarlo, mantener el rumbo disciplinadamente, no quedarse en el discurso, llevar proactivamente a cabo la idea o plan pensado. “Mientras que el liderazgo decide qué es lo primero, la administración le va asignando el primer lugar día tras día, momento a momento”.

Hábito del beneficio mutuo: La empresa debe tener ganancias. Pero su avance depende de si procura y logra el beneficio de los colaboradores, proveedores y clientes. Es un ganar-ganar, donde los acuerdos o soluciones  son mutuamente  benéficos y satisfactorios. Cuando se piensa en ganarle a los demás la operación se vuelve defectuosa, basada en  el  poder  y la posición, sin lograr la real cooperación de los demás, la fidelidad y el compromiso para trabajar en el crecimiento de la empresa.

Hábito de la comunicación efectiva: ¿Cuántos problemas, malentendidos y pérdidas se pueden evitar con una comunicación efectiva? “Procure primero comprender y después ser comprendido.  Este principio es la clave de la comunicación interpersonal efectiva”. Tómese el tiempo necesario para diagnosticar, así como comprender profunda y realmente el problema o situación. Hay que ponerse en el lugar de los otros (empatía), entender las necesidades de cada uno para poder establecer canales de comunicación, integración y compromiso mutuos para beneficio mutuo.

Hábito de interdependencia: Se requiere también sinergia creyendo realmente que todos pueden colaborar, aprender y crecer colectivamente, en forma recíproca.  Las redes sociales en Internet demuestran que las personas y las empresas pueden aprovechar su potencial en forma conjunta.

Hábito de la mejora continua: La naturaleza, la sociedad y el mercado suponen el cambio, avanzar permanentemente, resolver debilidades y aprovechar las fortalezas para enfrentar amenazas y crecer sacándole jugo a las oportunidades, renovándose. Hoy la frase “siempre lo hice así” solo significa que hay una base para hacerlo diferente, adecuándose a los cambios en el mercado. La mejora continua significa que hay que ser proactivos, tener metas y una visión, ser disciplinados en la ejecución del plan, obteniendo ganancias colectivas con base en la comprensión y la comunicación con los demás.

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