Principio de Liderazgo / Escuchar
"Un hombre sabio escuchará e incrementará el
aprendizaje." Proverbios 1:5
"Se necesita coraje para pararse y hablar. Pero
mucho más para sentarse y escuchar".
Winston Churchill
Escrito por John Schrock– Hombre de negocios.
Editado: Milton Tejada C.
Subraye
los conceptos importantes encontrados en este tema.
Escuchar... la palabra escuchar significa hacer un
esfuerzo de oír prestando atención a lo que otro dice; atender ó tomar
consejos. El Proverbio dice: "Un hombre sabio escuchará…" lo que
significa que si somos sabios,
seremos buenos escuchadores. La razón por la cual los hombres sabios
escuchan, es porque ellos saben que se volverán más sabios al
escuchar. Los buenos
oyentes están buscando aprender más. La sabiduría no es un don heredado,
pero sí se gana escuchando, aprendiendo, observando y
entendiendo lo que escuchamos y vemos. Alguien que escucha bien tiene estas
cuatro características:
1. Es un escuchador y conversador disciplinado.
2. Busca la verdad. Desea saber lo que es correcto,
independientemente de quién lo expresa.
3. Es un pensador. Busca tiempo para estar solo y
reflexionar sobre lo que tiene en su interior (alejándose de interrupciones
como la radio, TV, distracciones).
4. Tiene muchas preguntas. No quiere ser malentendido o
malentender.
Jesús, siempre estuvo atento a no ser
malentendido. Es por eso que dijo:
"Él que tiene oídos para oír, oiga."
Esto significa: "No oigan sólo mis palabras; comprendan y entiendan
la idea y tomen el concepto de lo que estoy tratando de decir." Los buenos profesores tratan de comunicar
ciertos conceptos, pero no siempre usan las palabras adecuadas. Nosotros, oímos las palabras pero no siempre
llegamos al punto crucial. Es por eso
que los buenos oyentes preguntan. Si no somos oyentes disciplinados no
llegaremos a la idea central. Algunas
veces pensamos que las personas a
quienes nos dirigimos oyen y entienden (escuchan) lo que decimos,
pero luego encontramos que ellos pensaban que queríamos decir otra cosa.
No hemos escuchado hasta que entendemos completamente
lo que la otra parte está tratando
de transmitirnos.
La televisión
sólo comunica en parte, porque únicamente funciona en un solo sentido. Los teléfonos son un
mejor sistema de
comunicación, pues al oír, respondemos.
Las máquinas Fax, por otro lado, son perfectas en cuanto a la fidelidad
del mensaje; la máquina receptora recibe exactamente lo que le transmite la
máquina que envía el mensaje. Sin embargo, los seres humanos no somos como las
máquinas de Fax. Medimos y juzgamos las
palabras de los otros a través de nuestras percepciones y emociones (nuestro
estado de ánimo). Oímos las palabras, luego formamos nuestras propias
percepciones basados en lo que pensamos que hemos escuchado, y lo interpretamos
con nuestros sentimientos de experiencias pasadas. Todo lo que oímos se procesa
a través de nuestras heridas y decepciones, y nosotros juzgamos de acuerdo a
esto. Es lo que llamamos "ver
más de lo que realmente hay". Puede ocurrir que alguien después de oírnos,
interprete que estábamos hablando de él ó ella, cuando en realidad ni siquiera
eso pasó por nuestra mente.
Si vamos a ser exitosos en nuestras relaciones
familiares, laborales, de amigos, necesitamos aprender a escuchar, hasta que
podamos entender a las personas y su necesidad. Sabremos sus necesidades si
aprendemos a escuchar. Ese es el primer paso para ayudar a los demás. Los
hombres sabios se volvieron sabios, escuchando
y se mantendrán escuchando porque
conocen el valor que eso tiene.
Una buena manera de asegurarse que estamos entendiendo
a una persona cuando nos habla, es preguntarle: "Es esto... lo que usted
está tratando de decirme?" ó "¿Es esto lo que quiere
decir?" No trate de evitar el
preguntar ó pedir aclaración de lo que esté escuchando. Será tiempo bien empleado y evitará
confusiones y malos entendidos.
Aquí te proponemos algunas pautas que pueden ayudarte
a escuchar mejor (“10 Reglas de la Buena Escucha” de Keith Davis):
1. Deje de hablar. Usted no puede escuchar si está hablando.
2. Hacer que el que habla se sienta cómodo. Ayúdelo a sentirse que es libre de hablar.
3. Demuéstrele que desea escucharlo. Parezca y actúe como si estuviera sinceramente
interesado.
4. Elimine y evite las distracciones. No se distraiga jugando con pedazos de papel,
escribiendo, etc.
5. Trate de ser empático con el otro. Intente ponerse en su lugar, comprender su punto de
vista.
6. Sea paciente. Dedíquele el tiempo necesario, no interrumpa.
7. Mantenga la calma y su buen humor. Una persona colérica toma el peor sentido de las
palabras.
8. Evite discusiones y críticas, sea prudente con sus argumentos.
9. Haga preguntas. Esto estimula al otro y muestra que usted está escuchándolo.
10. Pare de hablar. Esto es lo primero y lo último. Todas las otras reglas dependen de
esto. Usted no puede ser un buen escucha mientras esté hablando.
Escuchando a Dios
Son muchas las maneras en que Dios trata de que le
escuchemos, de dársenos a conocer y ponernos en comunión con Él. Aquí
presentamos tres: la naturaleza, su Palabra y Cristo….
La naturaleza habla constantemente a
nuestros sentidos. El corazón quedará impresionado por el amor y la gloria de
Dios según es revelada por las obras de Sus manos. El oído atento puede
escuchar y entender las comunicaciones de Dios a través de la naturaleza. Los
campos verdes, los árboles, los capullos y las flores, la nubecilla que pasa,
la lluvia que cae, el arroyo que murmura, las maravillas del cielo, hablan a
nuestro corazón y nos invitan a conocer a Aquél que todo lo hizo.
Dios nos habla
mediante Sus obras providenciales y la influencia de Su Espíritu Santo en el
corazón. En nuestras circunstancias y ambiente, en los cambios que suceden
diariamente a nuestro alrededor podemos encontrar preciosas lecciones, si tan
sólo abrimos nuestros corazones para recibirlas. El salmista, recordando la
obra de la Providencia divina, dice: "De la misericordia de Jehová está
llena la tierra." Y también: "¿Quién es sabio y guardará estas cosas,
y entenderá las misericordias de Jehová?" Salmos 33:5; 107:43.
Dios nos habla en Su Palabra. En ella se encuentra, en líneas más claras, la
revelación de Su carácter, de Su trato con los hombres y de la gran obra de la
redención. En ella, abierta ante nosotros, tenemos la historia de los
patriarcas, profetas y otros hombres santos de la antigüedad. Ellos estaban
sujetos a "sentimientos semejantes a los nuestros" Santiago 5:17. El Señor Jesús dijo de las Escrituras del
Antiguo Testamento, — y cuánto más cierto es esto acerca del Nuevo, —
"Ellas son las que dan testimonio de Mí". Sí, la Biblia entera
nos habla de Cristo. Desde el primer relato de la creación, en el cual dice:
"Sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho," hasta la última
promesa: "Mira que Yo vengo pronto," leemos acerca de Sus obras y
escuchamos Su voz. Juan 1:3; Apocalipsis 22:12. Si deseas conocer al Salvador,
estudia las Santas Escrituras.
La Biblia no fue escrita para el hombre erudito
solamente; al contrario, fue destinada a la gente común. Las grandes verdades
necesarias para la salvación están presentadas con tanta claridad como la luz
del mediodía; y nadie se equivocará o perderá el camino, excepto aquellos que
sigan su propio juicio en vez de la voluntad divina tan claramente revelada.
Preguntas para el diálogo:
1. Compartir cuál de las pautas para escuchar más le impacto
y por qué
2. Invitar a uno de los presentes a dar testimonio de una
circunstancia en que no se sintió o no fue escuchado.
3. Invitar a que compartan también alguna circunstancia
en que se dieron cuenta de que realmente no escucharon o no estaban escuchando.
4. Enumerar problemas que ha originado el no escuchar en
algunas de las relaciones: familiares, pareja, amigos, laborales…
5. Compartir brevemente sobre el escuchar a Dios.
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