Esta semana trataremos en las redes el tema del ESCUCHAR. Es parte de una comunicación efectiva. En este artículo Margaret R. Grigsby nos trata el tema de vencer la tentación de asumir y aprender a escuchar, a observar y a comunicar. LEERLO podrá servirles de apoyo al tratar el tema en sus células. Que Dios les bendiga.
¿Porqué
nadie entiende lo que estoy diciendo? Eso es algo que a todos nos ha
pasado o nos pasa. Puede haber muchas respuestas para esta
pregunta, hoy exploraré la mas básica de todas.
Lo primero
es la tentación de asumir. Hay quien asume que todo el que le rodea
“sabe”o “debería saber” que es lo que usted quiere decir y
también asume que usted “sabe” o “debería saber”, lo que la gente
le quiere decir: porque es una amistad de toda la vida, porque son pareja
desde hace tiempo, porque tienen muchos años de trabajar juntos. Ello
parte de la creencia de que porque tiene la capacidad de verbalizar, tiene la
capacidad de comunicarse con claridad. Lo cierto es que no. Son
destrezas totalmente diferentes. Igualmente el hecho de tener capacidad
auditiva plena no significa que sepa escuchar o ver no significa observar.
Veamos unas
definiciones de la RAE que claramente establecen diferencias entre lo uno y lo
otro:
hablar.
(Del lat.
coloq. fabulāri).
1. intr.
Articular, proferir palabras para darse a entender.
comunicar.
(Del lat. communicāre).
2. tr.
Descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo.
4. tr.
Transmitir señales mediante un código común al emisor y al receptor.
oír.
(Del lat. audīre).
1. tr. Percibir
con el oído los sonidos.
escuchar.
(Del lat.
vulg. ascultāre, lat. auscultāre).
1. tr. Prestar
atención a lo que se oye.
2. tr. Dar oídos,
atender a un aviso, consejo o sugerencia.
mirar.
(Del lat. mirāri,
admirarse).
1. tr. Dirigir
la vista a un objeto. U. t. c. prnl.
observar.
(Del lat. observāre).
1. tr. Examinar
atentamente.
Se supone
que nos comunicamos para dar certeza o sea reducir incertidumbre. Para
dar claridad, hay que tener claridad. Si ni usted mismo está claro en lo
que quiere decir, mucho menos lo comprenderán los demás. Y, si lo hacen,
es supliendo su falta de palabras o de expresión, con la propia, a riesgo de
distorsión. La distorsión, en este caso, es responsabilidad suya, no del
otro. El inicio de la claridad, es que se tome el tiempo de pensar bien
las cosas, expresarlas bien y también estar muy consciente de a quien se la
está diciendo, para adecuarla a su interlocutor. Para ello hay muchas
técnicas y versiones, pero ninguna sirve si no decidimos comunicar, observar y
escuchar, en cualquier momento en que tenemos interacción con otros. A diferencia
de oir, ver y hablar, que son dones con los que nacemos, comunicar, observar y
escuchar, son dones producto de la voluntad para la mayoría de los humanos, con
mayor o menor facilidad. La vida fluye mejor con claridad, es menos
cansada y menos frustrante.
Y usted
¿habla o
comunica?
¿ve u
observa?
¿oye o
escucha?
(Tomado de: http://www.elfinancierocr.com/blog/coaching/).
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