sábado, febrero 04, 2012

Desde la fe / Prosperidad



Un tema muy debatido y, sin embargo, todavía no cerrado entre cristianos evangélicos (protestantes). Hay confusiones, ideas falsas, por lo cual es muy importante que tratemos de hacer una reflexión serena  y clara. Es la prosperidad, de la que habla tan abundantemente la Biblia, un tema referido a lo económico/material, o hay un concepto distinto, más alto de la misma?La prosperidad implica, según me parece: obediencia total a la Palabra de Dios, paciencia y trabajo duro, y pasión por las cosas del Reino, que El se ocupa de las añadiduras. 
Este tema será estudiado en las células de la Iglesia Cristiana esta semana. 
Este material sirve de guía o apoyo a dicho estudio. Que les sea de bendición…

 “Los que trabajan empeñosamente se enriquecen.”  Proverbios 10:4

DESARROLLO:

Este es un tema difícil, en el que hay confusiones y falsas ideas, pero que es fundamental que entendamos bien.

La prosperidad fundamental en la vida de un hijo de Dios es que pueda cumplir el propósito de Dios y que Jehová pueda decir de nosotros como dijo de Jesús: “Este es mi hijo amado, en quien me complazco”.

Nunca debemos dudar del deseo y la disposición de Dios de hacer prosperar a aquellos que siguen sus caminos.  Él dijo que si oímos su palabra y seguimos sus caminos, leyes y estatutos, nos mandará bendiciones.  Bendecirá cada cosa buena que hagamos y hará que seamos cabeza y no cola.  También dijo que nos bendecirá en la ciudad, en el campo, en la familia, en la comunidad.  (Deuteronomio 28)  El deseo de Dios es bendecirnos, para mostrar al mundo que sí hay recompensa al seguir sus caminos.

Si seguimos sus leyes y disciplinas por nosotros mismos, nos volveremos como el árbol plantado junto a la orilla de un río, que da su fruto en su tiempo y sus hojas nunca se marchitarán y todo lo que hagamos prosperará (Salmo 1).

Las personas perezosas se empobrecen rápidamente.  Algunas veces parece que los malvados son los más prósperos y tenemos la tentación de moldear nuestras vidas según ellos.  Si obtenemos nuestro bienestar material en base a la trampa, la mentira ó la manipulación, estaremos en problemas.  Dios sabe que las leyes que estableció significan vida, libertad y prosperidad.  Pero también traerán fracaso si son violadas.

Seguir el sistema de Dios, obedecer su Palabra, es escoger un estilo de vida que le honre en todo, no sólo en lo material.

Algunos creyentes religiosos piensan que toda riqueza es mala y que la pobreza es buena. Esto no es verdad. En ninguna parte de la Biblia encontramos que esto sea verdad.  Jesús reprendió a Pedro por esa actitud cuando dijo: “Él que haya dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, esposa, hijos ó tierras por amor a mí y por amor a la causa del entendimiento del evangelio, recibirá en este mundo cien veces más, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, aunque con persecuciones.  Y en el mundo venidero recibirá la vida eterna.”  (Marcos 10: 29-30).  Jesús también dijo: ...”El Espíritu del Señor está sobre mí.  Me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres, y me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos, y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos.” (Lucas 4:28)  Si aquellos que están cautivos obtendrán la libertad, el ciego verá y los oprimidos quedarán libres de sus opresores.

Sin embargo, el hecho de que alguien sea próspero no significa que obligatoriamente es hijo de Dios. Hay quienes son ricos, prósperos materialmente y están muy lejos de Dios. Es el caso del rico que narra Lucas 6:19, o del joven rico que al pedirle Jesús que le siguiera, pero que debía desprenderse de sus riquezas, se marchó triste.

La prosperidad que es bendición de Dios supone:

1.       Obediencia total a la Palabra de Dios;
2.       Paciencia y trabajo duro.
3.       Pasión por las cosas del Reino, que El se ocupa de las añadiduras.

Al pensar en las cosas materiales (bienes, finanzas, trabajo, etc.) debemos tener en cuenta:

1.       Que sería tonto –y pecado- querer utilizar a Dios para nuestros fines. Hay personas que se acercan al Evangelio buscando sobre todo lo material (que es la añadidura). Olvidan que lo primero es ponerse a disposición de Dios. Lo que tú, Señor, dispongas.
2.       Que para los que amamos a Dios “todas las cosas son para bien”, incluyendo pruebas, dificultades, retos e incluso enfermedades… que Dios PERMITE muchas de estas cosas en la vida de sus hijos con un propósito, aunque no lo entendamos en el momento.
3.       Que las bendiciones materiales han de colocarse al servicio del Reino de Dios y no al revés. Aquí retornamos a la Ley de la Siembra y la Cosecha: si Dios te bendice abundantemente, siembra abundantemente.

PREGUNTAS PARA CONVERSAR

1.       Si vivimos en dificultades materiales… ¿es señal de que no confiamos en Dios?
2.       ¿Puede ser la prosperidad el fin último de la vida cristiana? ¿Sí, no? ¿Por qué?
3.       ¿Cómo no cruzar la frontera de la avaricia cuando pedimos prosperidad?
4.       Ser pobres económicamente, es señal de que Dios no nos bendice?

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