Comentario a la primera frase de las siete pronunciadas por Jesús en la cruz: “Padre, Perdónalos, que no
saben lo que hacen…”, hecho en la Iglesia Cristiana por Milton Tejada C. /
Semana Santa 2012
1. EL DE JESÚS, UN
PERDÓN SIN LÍMITES…
Ubiquemos el momento.
Es reconocido como justo, tanto por Pilato como por su
mujer, pero es entregado para ser crucificado;
No hay acusación válida contra él. Mateo nos cuenta
que le habían entregado por envidia;
Piden a gritos su crucifixión;
Es flagelado;
Fue desnudado;
Escarnecido;
Le colocan una corona de espinas;
Le escupen;
Le dan a beber vinagre mezclado con hiel;
Al crucificarle, reparten entre sí sus vestidos….
ES EL JUSTO QUE
SUFRE….INJUSTAMENTE
Y en la cruz, su
primera palabra es para pedir perdón y más que perdón, MISERICORDIA, pero no para
El, sino misericordia para quienes participaron en el proceso de su
crucifixión…
“PADRE, PERDONALOS,
QUE NO SABEN LO QUE HACEN…”
Es una oración desgarradora, de una fuerza sublime.
Son palabras impresionantes, ante la que nos quedamos sobrecogidos, desbordados:
JESÚS, EN EL SUPLICIO DE LOS MALDITOS, ES EL CAMINO DE LA MISERICORDIA… La
misericordia es hija del amor, y Jesús la ejerce hasta el final…
Tres elementos:
Se dirige al PADRE
Pide MISERICORDIA
para quienes le crucifican
Afirma que “no saben lo que hacen”. Es decir: son ignorantes…
PADRE
En todo el Antiguo Testamento Dios se
presenta como un Dios justiciero, pero sobre todo como un Dios lleno de
misericordia.
Los israelitas no
tenían el concepto de Dios como padre de una persona. Ni en el AT
ni en la literatura extrabíblica de los israelitas se encuentra que una persona
(que no sea el Mesías) llame Padre a Dios. Ese
sentido de la paternidad de Dios lo reveló nuestro Señor Jesucristo. Es el
trato tierno, íntimo, que Jesús da continuamente a Jehová y se revela como su
hijo (“... ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el
Hijo lo quiera revelar” [Mt. 11:27]).
El Señor Jesús,
al orar, se dirigía a Dios diciéndole: Padre,
que en arameo es Abba (“P.,
si quieres, pasa de mí esta copa” [Lc. 22:42]; “P., la
hora ha llegado.... P., glorifícame.... P.
justo, el mundo no te ha conocido” [Jn. 17:1–25]). Ante la inquisición
de •Felipe: “Señor, muéstranos el P., y nos basta”,
Jesús contestó: “El que me ha visto a mí, ha visto al P.”
(Jn. 14:9).
Pablo utiliza el término Abba, lo cual
significa que era de uso común en la iglesia primitiva. Con él se manifiesta “el
espíritu de adopción”, pues “el Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:15–16; Gá. 4:6).
En el Nuevo testamento Dios es llamado
“Padre de misericordia y Dios de toda consolación” ( 2 Cor 1:3).
LA IGNORANCIA /
NO SABEN LO QUE HACEN.
Jesús pide misericordia porque son ignorantes…
La ignorancia: no conocer a los profetas…
Hech 13:27: “Los habitantes
de Jerusalén y sus gobernantes no
conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los
sábados, las cumplieron al condenarle”
Hech 17:30: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora
manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”.
Nosotros estamos cansados de los políticos y sus
mentiras.
Estamos enojados con quienes violan las leyes y
practican injusticias.
Estamos hartos de los violadores, de los asesinos de
mujeres, de quienes en las calles nos tratan con agresividad…
Anhelamos una sociedad de respeto a las leyes.
Estamos asustados, no sabemos hacia dónde va esta
sociedad
Tenemos ira, enojo… a veces incluso creemos que la
fuerza o la violencia resolverán esta situación.
Cada dominicano parece ser
una bomba de tiempo ambulante y hasta esperamos que algún día haya desquite…
Y Jesús nos dice: NO SABEN LO
QUE HACEN.
Mira a toda esta gente que practica el mal, que le
maltrata, como si fueran víctimas y no sus asesinos.
Es como si Jesús los viera no como los responsables
últimos, sino como El ya lo dijo: Como ovejas sin pastor…
Ellos, los políticos, los asesinos, los violadores,
los que se burlan de la Ley…los que practican la pornografía infantil, los que
se cruzan un semáforo en rojo…
Ellos y nosotros, los pecadores, los idólatras, los
insensatos, los necios….
No saben lo que hacen… y muchas veces nosotros
tampoco.
Pablo ya lo confesó: No sé lo que hago, hago el mal
que no quiero y no el bien que quiero…
Eso no nos justifica… pero la ira no resuelve nada. Y
Jesús nos lo enseña hoy.
Ellos y nosotros, muchas
veces, no conocemos a Dios…no hemos aceptado a Jesús, no sabemos lo que
hacemos.
MISERICORDIA
Jesús no está pidiendo simple perdón para quienes le
crucifican. Pide misericordia y es misericordia
porque es un perdón inmerecido, intercediendo por sus enemigos cuando más mal
le hacían, un perdón que va más allá de toda posibilidad humana, un perdón que
alcanza lo hondo del ser humano… y lo pide en su condición de Hijo, siendo
consecuente con lo que fue todo su ministerio.
Misericordia, en hebreo es “jesed”: bondad, amor
constante, amor gratuito…
La frase que
más se aproxima en español es “amor
constante y fiel”.
Es una de las características
más frecuentes del Dios de la Biblia (aparece 240 veces en el Antiguo
Testamento).
Dios ofrece “amor constante”, “misericordia” a su
pueblo, necesitado de redención del pecado y liberación de sus enemigos… El
pacto es señal de misericordia, pero es
una misericordia que va más allá del pacto, que no se deja de lado, aun cuando
el interlocutor humano sea infiel y Dios tenga que disciplinarlo…
Una frase que describe la naturaleza de Dios es que El
es “abundante en jesed”, es decir: “abundante en misericordia”… (Ex. 34:6; Neh
9:17; Salm 103:8; Jon 4:2), de modo que
la totalidad de la historia de la relación de Dios con Israel puede resumirse
en jesed.
En el NT es
también un don del Espíritu Santo (Rom 12:8)… es la habilidad especial que
Dios da a ciertos miembros de la Iglesia para sentir empatía y compasión
genuina por los individuos, tanto cristianos como no cristianos, que sufren
problemas físicos, mentales o emocionales, y que se traduce en acciones que
refleja el amor de Cristo y lleva alivio a los que sufren… es una actitud del
corazón.
2. TÚ PUEDES SEGUIR
LAS PISADAS DE JESÚS
“Mas si haciendo lo bueno, sufren y lo
soportan, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fueron
llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para
que sigan sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no
amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él
mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando
muertos a los pecados, vivamos a la justicia…” (1 Ped 2:20-25).
Todo ser humano necesita el perdón. Tú y yo
necesitamos ser perdonados profundamente, ese perdón que llega y alcanza lo más
profundo de nuestro corazón, que luego nos llena de gozo y alegría, esperanza y
paz. Necesitamos escuchar la voz de Dios que nos dice: “vete en paz; tus
pecados son perdonados” (Jn 8:11).
Y no es que yo debo perdonar para merecer el perdón de
Dios… Es que puesto que Dios nos ha perdonado, nosotros debemos perdonar… Col
3:13: “del mismo modo que el Señor les perdona, así también ustedes deben
perdonar…”.
Hoy se nos
llama a tener misericordia. En el trabajo, en la familia, en la relación de
pareja, en las relaciones sociales, día a día…
Tres criterios
Primero. Ser conscientes de nuestros pecados. Si no somos capaces de ver primero “la viga” en
nuestro propio ojo, difícilmente lleguemos a perdonar al prójimo.
Tener misericordia requiere, primero, arrojar luz en los oscuros rincones de
nuestra conducta y descubrir la sutileza del pecado que “mora en mí”: el
egoísmo de algunas de nuestras motivaciones, la soberbia, el orgullo, el
laberinto de nuestras paciones, nuestro potencial violento, la vanidad y una
larga lista de obras de “la carne”… es romper con la miopía con la que solemos
ver nuestras propias faltas.
Segundo. Experimentar el perdón de Cristo. “Aquel a quien se le perdona poco, poco
ama”, indicó Jesús a Simón. En la medida en que yo me siento deudor de Dios
–conciencia de ser pecador- y perdonado por El, seré capaz de tener
misericordia con el prójimo.
Tercero. Colócate en las manos del Padre y perdona como Jesús perdono,
sin que lo merezcan., con quien tienes una estrecha relación, para
poder ser misericordioso con los demás. Para perdonar cuando te hieren, cuando
te humillan, cuando te escupen… porque la carne, nuestra carne, es débil…
Y ENTONCES PODRÁS TENER
MISERICORDIA Y ANTE EL MAL PROCLAMAR COMO JESÚS: PADRE, PERDONALOS QUE NO SABEN
LO QUE HACEN…
Ahí, donde tú estas, cierra tus ojos y arroja luz
sobre tu corazón. Sabes que eres imperfecto, que tienes raíces que todavía te
halan hacia el pecado, que el pecado que “mora en mí” y “mora en ti” impiden
muchas veces hacer de tu conducta una conducta santa… toma conciencia de esto:
eres pecador…
Ahí, donde tú estas, con tus ojos cerrados y desde tu
corazón, experimenta el perdón del Señor. Jesús dice hoy, para ti y para mi,
desde su cruz: Padre, perdónalos… ten misericordia de ellos. Dios tiene
misericordia de ti y de mi, porque Jesús, sacrificio vivo por nuestros pecados,
se lo pide… acoge esa misericordia, siéntete perdonado, ya eres perdonado…
Ahí, donde tú estas, con tus ojos cerrados y tu
corazón agradecido del perdón que recibes, disponte a perdonar a todos aquellos
que te han agraviado, a los que no te comprenden ni entienden, a los que te
golpean de muchas maneras, al esposo que te es infiel, a la esposa que no se ha
constituido todavía en una ayuda idónea, la rebeldía de los hijos, la dureza de
los padres… los amigos que te han traicionado, la palabra que te hirió…
perdona, pon en la cruz junto con Jesús esas raíces de amargura y perdona.
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