Comentario a la segunda frase de las siete pronunciadas por Jesús en la
cruz: “De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso” – Lcs 23:43 / Hecho
en la Iglesia Cristiana por Karina Cruz / Semana Santa 2012
“De cierto te digo hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Lucas 23:43
Explicación de las palabras pronunciadas a la luz del
momento:
Jesús se encuentra viviendo un momento de mucha tensión, burla, ofensas,
odio, rechazo. Pensando en los momentos de rechazo y odio por los cuales
atravesó Jesús, ciertamente definiría éste como la cúspide. Todos se burlaban
de él, sin excepción de nivel ni jerarquía: El mismo pueblo que recibió a Jesús
hace unos días, el domingo de Ramos, con palmas y gritando Hosanna, sálvanos
ahora, es el mismo que se encuentra en este escenario junto a los gobernantes y
soldados.
Visualicen conmigo el momento, Jesucristo el salvador del
mundo, recibiendo las golpizas brutales físicos y verbales en una cruz, siendo
los golpes más fuertes las palabras sarcásticas: A otros salvó; sálvese a sí
mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios.
Aquí nos encontramos con un escenario muy interesante.
Dos pecadores como parte del plan de Dios, Jesús en medio de ellos. Ambos en
una misma condición de condenación, ambos con una actitud diferente. Uno de los
ladrones se unió al grupo de burlones cuestionando el poder de Jesús ante el
cual vemos que el otro ladrón presenta una perspectiva distinta, con un corazón
en proceso de cambio frente a Cristo. Reprende a este ladrón cuestionando incluso
su temor a Dios, considerando su condición de condena. Llama la atención su
actitud, su corazón.
Pensemos en los
hechos con respecto a los dos ladrones:
*Ambos
escucharon la oración de Jesús pidiéndole al padre Perdón por quienes lo
crucificaban.
*Ambos
escucharon los insultos y ofensas hacia Jesús por parte de todos los presentes
allí.
*Ambos vieron
el letrero escrito sobre Jesús: Este es el Rey de los Judíos.
*Ambos fueron
testigos de su muerte injusta.
*Ambos tuvieron
el mismo acceso a Jesús. La misma oportunidad de acercarse al Señor.
Aunque ambos malhechores tuvieron el mismo acceso a
Jesús, solo uno escogió acercarse al Salvador. Solo uno confesó ser pecador.
Solo uno pidió a Jesús ser recordado cuando el volviera en su reino.
El ladrón entendió quien era él y su necesidad de ser
salvado en ese momento crucial. Entendió quien era Jesús inmediatamente lo
conoció, el salvador del mundo, quien lava el pecado.
Aquí hay una enseñanza aplicable a nuestras vidas pues
vemos en esta interacción entre Jesús y el ladrón un mensaje de gran poder para
nosotros hoy, pues nos enseña:
Al pronunciar el ladrón las palabras: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu
reino” le estaba diciendo: Necesito
tu ayuda, Soy un pecador. Perdóname.
“Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”:
Sálvame. Eres mi Salvador.
“Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”: Tu
eres el único mediador entre
Dios y los hombres.
“Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”: Tu
eres el Rey. Tú eres mi Señor.
La respuesta de Jesús ante el clamor del ladrón:
“De cierto te digo que hoy mismo estarás en el paraíso”:
Te perdono.
“De cierto te digo que hoy mismo estarás en el paraíso”:
No te rechazo, no te echo fuera.
“De cierto te digo que hoy mismo estarás en el paraíso”:
Te regalo misericordia y gracia.
“De cierto te digo que hoy mismo estarás en el paraíso”:
Tienes un lugar conmigo en el cielo. Este no es el fin. Te regalo vida eterna.
Ciertamente el momento de crucifixión fue la cúspide del
rechazo para Jesús pero fue al mismo tiempo la cúspide de la misericordia y
gracia de Dios hacia los hombres. Al arrepentirnos y aceptar a Jesús como
nuestro Señor y Salvador como lo hizo el ladrón en la cruz recibimos la
misericordia y gracia de Dios. ¿Qué es
misericordia? ¿Qué es la gracia?
La misericordia
de Dios es que YO no recibo el castigo que merezco por mis transgresiones, por
mi rebelión, y mi pecado gracias a la sangre perfecta de Jesús. Mi pecado es lavado y soy perdonado por Dios
gracias a que Jesús tomó mi lugar en la
cruz.
Cuando recibo la gracia
me convierto en un hijo adoptado por Dios a través de Cristo. Al ser hijos de Dios nos convertimos en
coherederos del Reino conjuntamente con él. Recibimos el favor y bendición de
Dios, la cual no me gané. No la pude comprar y mucho menos merezco. Pero
gracias a la sangre de Jesús ahora me convierto en un hijo del Rey con todos
los derechos y privilegios.
Aunque hace ya 2012 años de este escenario que acabamos
de recorrer, no ha cambiado hoy. Jesús sigue en medio de nosotros, sigue en
medio de hombres transgresores y EL sigue ofreciendo su gracia y misericordia
hoy. Quien se acerca a Jesús y se arrepiente, recibe a través de su gracia y
misericordia el perdón de pecados, salvación, recibe vida eterna. El
mismo escenario se repite hoy, uno se acercará, otro se alejará. Uno lo
reconocerá el otro nunca sabrá quién es Jesús. Uno lo aceptará, el otro la
rechazará, tal como los dos ladrones en la cruz.
Ciertamente quien le pide a Jesús que le recuerde cuando
venga en su reino, el responderá:
“De cierto te digo que hoy mismo estarás en el paraíso”, esas palabras de Jesús siguen siendo
tan poderosas y vigentes para ti y para mi hoy.
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