Por Nicanor
Parra / Premio Cervantes
El hombre
imaginario
vive en una
mansión imaginaria
rodeada de
árboles imaginarios
a la orilla de
un río imaginario
De los muros
que son imaginarios
penden
antiguos cuadros imaginarios
irreparables
grietas imaginarias
que
representan hechos imaginarios
ocurridos en
mundos imaginarios
en lugares y
tiempos imaginarios
Todas las
tardes tardes imaginarias
sube las
escaleras imaginarias
y se asoma al
balcón imaginario
a mirar el
paisaje imaginario
que consiste
en un valle imaginario
circundado de
cerros imaginarios
Sombras
imaginarias
vienen por el
camino imaginario
entonando
canciones imaginarias
a la muerte
del sol imaginario
Y en las
noches de luna imaginaria
sueña con la
mujer imaginaria
que le brindó
su amor imaginario
vuelve a
sentir ese mismo dolor
ese mismo
placer imaginario
y vuelve a
palpitar
el corazón del
hombre imaginario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario