jueves, septiembre 06, 2012

Desde la fe / Es mucho pueblo...


Dios no necesita mucho para bendecirte en abundancia
Fue el domingo pasado, 2 de septiembre. Siempre he sido un hombre que evalúa los recursos, mira la tarea y a veces la enfrenta, incluso sin la seguridad de tener suficientes recursos para el éxito, pero hago “mi” evaluación. Y Rafael me explica: la evaluación de Dios es distinta, no necesita de mucho para darte la victoria, es tuya, pero es también y sobre todo SU VICTORIA.

Gedeón disponía de 32 mil hombres, contra 135,000. Una proporción aproximada de uno contra cuatro. Sin embargo, Jehová considera que es mucho pueblo. Y le da una razón: para que la victoria no lo vuelva arrogante. Quería librarlo del orgullo, de la autosuficiencia... es una soberbia que conduce a un pueblo o persona a exagerar su importancia o virtudes.
En el hebreo orgullo viene de una palabra que significa elevarse, pero por sí mismo. Dios aborrece el orgullo. ¡Qué linda es una persona humilde! El orgullo, la altivez, constituyen un pecado.
Así lo vemos en la escritura:
Ezequiel 28:17: Fue el problema de Satanás.
Ezequiel 16:49: Parte de los problemas de Sodoma y Gomorra.
En Prov 15:25 dice que Jehová asolará la casa de los soberbios.
En el Salm 138 dice que Jehová atiende al humilde, más al altivo mira de lejos.
Es mucho pueblo...No vaya a ser que se alaben a sí mismo.
A veces los problemas, los dolores, los quebrantos, nos obligan a bajar la cabeza. El dolor a veces es el camino de la humildad.
Es mucho pueblo...
En el verso 3 le indica: haz pregonar en oídos del pueblo diciendo: quién tema y se estremezca, madrugue y devuélvase del Monte... Se devolvieron 22,000 y quedaron
10,000. La proporción ahora la proporción es uno a trece.
¡Qué lástima! Muchos de los que se devolvieron pudieron ser parte de los 300 de Gedeón...
¡Qué lástima! Se perdieron de una gran historia, de una gran experiencia, de una victoria. Solo el valiente se atreve y arriesga, se lanza y tiene grandes historias para contar y muchos motivos para dar gloria a Dios.
Los que se sacrifican y dan el todo por el todo, dan una oportunidad a que Dios se glorifique en sus vidas. En Apoc 21 se nos dice: Solo los valientes heredarán todas las cosas...
El temor es contagioso.
En el verso 4, sigue la insistencia de Dios, está poniendo a prueba a Gedeón: Aún es mucho el pueblo...
Llévalo a las aguas y allí te los probaré... Es una prueba. Es un refinar metales preciosos. Voy a limpiar hasta lo más puro de tu escoria. Así iba a proceder Dios.
Gedeón no sabía qué Dios estaba haciendo, pero en circunstancias de la vida sencilla Dios nos prueba, a ver cómo reaccionamos para entonces darnos mayores responsabilidades.
¿Qué pruebas ha puesto Dios en tu camino? ¿En qué circunstancias te encuentras ahora que Dios te está probando? ¿Cuál ha sido la consecuencia?
En Juan 6.... Dijo a Felipe... pero esto decía para probarlo, porque él sabía lo que había de hacer...Nos prueba para ver cómo respondemos.
Dos grupos... Y Dios elige el grupo menor. 300 hombres... La proporción ahora es de un soldado de Israel por cada 450 soldados de los madianitas.
Trescientos pasaron la prueba -y no sabían que era una prueba-.
¿Soy yo del montón? ¿O soy de las escasas excepciones? ¿Soy de los 34,700 que regresaron a sus casas o soy de los 300 valientes? ¿Soy de los cristianos comunes y corrientes o soy un cristiano excepcional? ¿Vivo una vida a medias, ligera, o estoy comprometido con el Señor?
La fe de Gedeón estaba siendo estirada. Un hombre por cada 450 del ejército enemigo.
No es difícil para Jehová salvar con pocos o con muchos. Para Dios es lo mismo sanar un dolor de cabeza que un cáncer. Para nosotros una cosa es más difícil que la otra, pero para Dios es lo mismo.
La victoria nuestra no depende de nuestra lógica o recursos, sino de Dios.
Es Jehová quién prueba a Gedeón.
El líder: hagan, como yo hago... lo propio de un líder.
… y estuvieron firmes cada uno en su puesto...
No sabían de qué manera Dios iba a actuar. Se mantuvieron firmes, quietos en sus puestos. No hubo desesperación. Todo el mundo tranquilo. Nadie se tornó en protagonista. Y qué pasó....
Todo el ejército madianita echó a correr... y la espada de cada uno en contra de su compañero... y el ejército huyó.
Tú haces tu parte, y Dios la suya. Cuál es la parte nuestra, quizás es orar y ayunar...
Y Dios añadirá la bendición. Dios no necesita mucho para bendecirte con la victoria. Confía.

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