Dios
no necesita mucho para bendecirte en abundancia
Fue el domingo
pasado, 2 de septiembre. Siempre he sido un hombre que evalúa los recursos,
mira la tarea y a veces la enfrenta, incluso sin la seguridad de tener
suficientes recursos para el éxito, pero hago “mi” evaluación. Y Rafael me
explica: la evaluación de Dios es distinta, no necesita de mucho para darte la
victoria, es tuya, pero es también y sobre todo SU VICTORIA.
Gedeón
disponía de 32 mil hombres, contra 135,000. Una proporción aproximada de uno contra cuatro. Sin embargo, Jehová
considera que es mucho pueblo. Y le da una razón: para que la victoria no lo vuelva arrogante. Quería librarlo del
orgullo, de la autosuficiencia... es una soberbia que conduce a un pueblo o
persona a exagerar su importancia o virtudes.
En
el hebreo orgullo viene de una palabra que significa elevarse, pero por sí mismo.
Dios aborrece el orgullo. ¡Qué linda es
una persona humilde! El orgullo, la altivez, constituyen un pecado.
Así
lo vemos en la escritura:
Ezequiel
28:17: Fue el problema de Satanás.
Ezequiel
16:49: Parte de los problemas de Sodoma y Gomorra.
En
Prov 15:25 dice que Jehová asolará la casa de los soberbios.
En
el Salm 138 dice que Jehová atiende al humilde, más al altivo mira de lejos.
Es mucho pueblo...No vaya a ser
que se alaben a sí mismo.
A
veces los problemas, los dolores, los quebrantos, nos obligan a bajar la cabeza.
El dolor a veces es el camino de la
humildad.
Es mucho pueblo...
En
el verso 3 le indica: haz pregonar en oídos del pueblo diciendo: quién tema y se estremezca, madrugue y
devuélvase del Monte... Se devolvieron 22,000 y quedaron
10,000.
La proporción ahora la proporción es uno
a trece.
¡Qué
lástima! Muchos de los que se devolvieron pudieron ser parte de los 300 de
Gedeón...
¡Qué
lástima! Se perdieron de una gran historia, de una gran experiencia, de una
victoria. Solo el valiente se atreve y
arriesga, se lanza y tiene grandes historias
para contar y muchos motivos para dar gloria a Dios.
Los que se sacrifican y dan el todo
por el todo, dan una oportunidad a que Dios se glorifique en sus vidas. En Apoc 21
se nos dice: Solo los valientes heredarán todas las cosas...
El temor es contagioso.
En
el verso 4, sigue la insistencia de Dios, está poniendo a prueba a Gedeón: Aún es mucho el
pueblo...
Llévalo
a las aguas y allí te los probaré... Es
una prueba. Es un refinar metales preciosos. Voy a limpiar hasta lo más puro de tu escoria. Así iba a proceder Dios.
Gedeón
no sabía qué Dios estaba haciendo, pero en circunstancias de la vida sencilla
Dios nos prueba, a ver cómo reaccionamos para entonces darnos mayores
responsabilidades.
¿Qué
pruebas ha puesto Dios en tu camino? ¿En qué circunstancias te encuentras ahora
que Dios te está probando? ¿Cuál ha sido la consecuencia?
En
Juan 6.... Dijo a Felipe... pero esto decía para probarlo, porque él
sabía lo que había de hacer...Nos prueba para ver cómo respondemos.
Dos
grupos... Y Dios elige el grupo menor.
300 hombres... La proporción ahora es de
un soldado de Israel por cada 450 soldados de los madianitas.
Trescientos
pasaron la prueba -y no sabían que era una prueba-.
¿Soy yo del montón? ¿O soy de las
escasas excepciones? ¿Soy de los 34,700 que regresaron a sus casas o soy de los
300 valientes? ¿Soy de los cristianos comunes y corrientes o soy un cristiano
excepcional? ¿Vivo una vida a medias, ligera, o estoy comprometido con el
Señor?
La
fe de Gedeón estaba siendo estirada. Un hombre por cada 450 del ejército enemigo.
No
es difícil para Jehová salvar con pocos o con muchos. Para Dios es lo mismo
sanar un dolor de cabeza que un cáncer. Para
nosotros una cosa es más difícil que la otra, pero para Dios es lo mismo.
La
victoria nuestra no depende de nuestra lógica o recursos, sino de Dios.
Es
Jehová quién prueba a Gedeón.
El
líder: hagan, como yo hago... lo propio de un líder.
…
y estuvieron firmes cada uno en su puesto...
No sabían de qué manera Dios iba a
actuar.
Se mantuvieron firmes, quietos en sus puestos. No hubo desesperación. Todo el
mundo tranquilo. Nadie se tornó en protagonista. Y qué pasó....
Todo
el ejército madianita echó a correr... y la espada de cada uno en contra de su compañero...
y el ejército huyó.
Tú
haces tu parte, y Dios la suya. Cuál es la parte nuestra, quizás es orar y ayunar...
Y
Dios añadirá la bendición. Dios no necesita mucho para bendecirte con la
victoria. Confía.
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