Nelson Espinal Báez advierte a los empresarios: o negocian colectivamente o seguirán perdiendo poder. Ya me lo había dicho el director de El Nuevo Diario, Persio Maldonado. Espinal Báez, al hacer referencia a los 50 años de la AIRD, concluye señalando que el próximo medio siglo del empresariado dominicano o es político o no lo es... y yo añado: de alianza con lo social, o sufrirá serias confrontaciones. Aquí el artículo de NEB publicado en Diario Libre, sección En Directo.
De Industriales y Política: 50 años de historia
La Asociación de Industrias de la
República Dominicana - AIRD- celebró sus 50 años de existencia con un novedoso
acto. Un panel denominado "50 años, 5 décadas, una industria" donde 5
prominentes empresarios analizaron los desafíos de ese sector, avances y retrocesos
en este medio siglo. Roberto Bonetti Guerra, Franklin Báez Brugal, Elena
Viyella de Paliza, Manuel Estrella Cruz y Franklin León Herbert tomaron la
palabra. Precedidos por el discurso de orden por su presidenta, Ligia Bonetti.
El dilema de los empresarios en
República Dominicana es sencillo: O negocian colectivamente o seguirán
perdiendo poder. En el proceso de acción conjunta deben vincular el bien de su
sector con el bien de toda la nación, mediante agendas de contenido social y
político o terminarán desarticulados como clase y perderemos todos,
"porque los mejores resultados vienen cuando cada miembro del grupo hace
lo que es mejor para sí mismo y para el grupo…" (John Nash, Premio Nobel
de Economía).
Los empresarios hablaron de
igualdad de todos ante la ley. ¡Maravilloso!. Son ellos quienes hablan de la
importancia de la educación, son ellos los que hablan de transparencia, de
libre competencia, de competitividad, quienes abogan por la sinceridad del
Estado Dominicano en cuanto a sus posibilidades reales. Señalando, además, que
aunque en el país ha habido crecimiento y estabilidad macroeconómica, la
disciplina fiscal ha estado en entredicha, en particular Franklin Báez Brugal
cuando afirma "Un déficit de más de ocho por ciento del producto interno
bruto de más de 200 mil millones de pesos, es para preocupar a cualquier
persona sensata".
Estos 50 años de los industriales
me hacen recordar el libro "Good Capitalism, Bad Capitalism" de
Robert Liten, William J. Baumol y Carl Schramm donde explica porqué algunos
países prosperan y otros se estancan, porqué algunos promueven la equidad y
otros no logran hacerlo.
República Dominicana se está
convirtiendo en lo que Joseph Stiglitz llama una mala encarnación del
capitalismo, el capitalismo de cómplices, el capitalismo de control de los
poderes e instituciones del Estado alejándonos de ese capitalismo exitoso,
transparente, democrático donde el Estado no propicia privilegios ni esconde
delincuentes.
Por eso la respuesta del
empresariado no es sólo económica. La respuesta es también política. Tiene que
ver con la entrada de un nuevo tipo de relación entre el Estado, los partidos
políticos, los sectores productivos y los ciudadanos de este país.
La República Dominicana es víctima
de un sistema político disfuncional, institucionalizado por una clase política
que se enfoca en reformas que no atacan el corazón del problema y celebran el
consenso para no cambiar. Si de este momento nacional no se mira más allá de
las coyunturas y no se toman medidas y acciones concretas para transformar la
estructura y sus funciones, se revelará nuestra incapacidad para encarar
nuestro futuro colectivo, nuestro destino nacional.
Si la clase política de la
República Dominicana no logra construir los cimientos de una verdadera democracia
capitalista condenará a los sectores productivos y a todo el país a profundizar
el subdesarrollo, a ser un terreno aun más fértil para la violencia, la
inseguridad ciudadana y los grupos extremistas.
Mientras tanto ahí afuera hay un
pueblo humilde que por tanta irresponsabilidad le hemos perpetuado su pobreza,
su ignorancia, su exclusión. Lo hemos destinado a ser cliente político,
ciudadano degradado, estadística de campañas electorales que no ofrecen cambio
real, sino cambio de caras. Por ello el dominicano sobrevive invisible…
domesticado para aceptar los problemas del país sin poder preguntarse cómo
resolverlos, "entrenados" para hincarse ante la autoridad en vez de
llamarle a rendir cuentas.
Y así tenemos un sistema político
que funciona muy bien para los partidos y muy mal para los ciudadanos y los
sectores productivos. Obligándonos a diluir la esperanza, a seguir escogiendo
el llamado "mal menor", a reducir nuestras expectativas, que nos ata
las manos mientras una gran mayoría es condenada a extenderla para seguir
recibiendo como favor lo que les pertenece como derecho. Obligando a millones a
buscar un sueño fuera de nuestras fronteras porque en su país el legítimo
ascenso social y económico sólo es posible a través de lo mal hecho, de lo corruptible,
de lo perverso, de la complicidad y lo no cristiano.
El sector empresarial - en sentido
amplio - posee los medios, la educación y la visión para apoyar el proceso de
cambio que produzca una mejor sociedad para todos. En ello se juega su futuro y
el de todos. El país espera su acción, su liderazgo.
Por eso el próximo medio siglo del
empresariado será político o no será.
En Directo / Diario Libre / Nelson
Espinal Báez
Associate MIT-Harvard Public
Disputes Program, Universidad de Harvard.
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