"Una empresa familiar es cabeza y corazón...".
Estas palabras las pronuncié el jueves 18 de Febrero, 2016, con motivo de la puesta en circulación de una sistematización que hicimos para la Asociación de Industriales de la Región Norte (AIREN) titulada "Implantación de Protocolo de Familia y Ámbitos de Gobierno en PYMES Dominicanas de la Región Norte, financiada por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Las lecciones aprendidas son reiteradas en unos casos, particulares en otros, pero todas lecciones muy valiosas para las empresas familiares de República Dominicana. Agradezco a la AIREN y a sus directivos la oportunidad de aportar a mi Cibao, cerca y querido. Si desean el documento de la investigación completa sólo tienen que escribirme a tejadamilton@gmail.com .
Para esta
investigación que les presento hoy fue necesario leer más de 3,000 páginas de
informes y textos. Eso enriquece mucho.
Sin embargo, enriqueció mucho más esos libros abiertos que fueron las
decenas de empresarios de primera, segunda y tercera generación; fundadores,
continuadores y sucesores, entrevistados en Moca, San Francisco de Macorís,
Santiago, Puerto Plata y el Cruce de Guayubín,
(y uno que otro en Santo Domingo) porque si hay algo que enseña y enseña
con fuerza es la vida, las prácticas, las experiencias, las dudas, las
certezas, los aciertos… así caminan nuestras empresas familiares en este Cibao
tan querido por todos nosotros.
Parte del público asistente. |
Yanill
Espejo, una de las empresarias entrevistadas, nos dijo: “El proceso de transición no es fácil, pero cuando se planifica es más fácil que cuando se deja al azar, para
cuando el viejo se encuentre en la caja, y así entonces salen muchos problemas
que generan confrontación…”. Es cierto. Y eso es lo que ha pretendido la
Asociación de Industriales de la Región Norte (AIREN) con el proyecto de Implantación
de Protocolo de Familia y Ámbitos de Gobierno en PYMES Dominicanas de la Región
Norte, proyecto que contó con los auspicios del Fondo Multilateral de
Inversiones (FOMIN) del BID, que vino,
en muchas ocasiones, a “legitimar” u
organizar el proceso de transición que ya se estaba dando en muchos casos,
pero para el que se carecía de herramientas claves a fin de hacerlo lo más
efectivo posible.
El proyecto
contó con cuatro componentes. En primer
lugar, un proceso de sensibilización para que diversos actores tomáramos
conciencia de la frágil realidad institucional de las empresas familiares cara
a su sucesión. En segundo lugar, capacitación y formación de consultores
capaces de acompañar a las empresas en su proceso de organización en cuanto a
implantación de protocolos de sucesión y de herramientas de gobierno
corporativo. En tercer lugar, la implantación de protocolos y de los órganos de
gobierno en un total de 114 empresas pequeñas y medianas de la región y,
finalmente, la evaluación y difusión de las lecciones aprendidas, uno de cuyos
elementos relevantes es esta publicación que hoy entregamos a ustedes.
Quiero
expresarles brevemente cinco lecciones aprendidas por las empresas –lo cual
encontrarán más detalladamente en la publicación- como una forma de motivarles
en el proceso a aquellas que lo iniciaron, y una forma de iniciar al proceso a
quienes todavía no dan el paso pensando que todavía cuentan con demasiado
tiempo.
PRIMERO. NEGOCIACIÓN. La sucesión es entendida y
vivida como un proceso de “negociación” entre generaciones como base para fortalecer la posibilidad de permanencia de las empresas
en el tiempo. A veces, como toda negociación, tiene sus elementos conflictivos.
SEGUNDO. DELEGACIÓN PROGRESIVA. La
firma de un protocolo puede convertirse en un simple acto o papel. Hay que
incorporar la transición generacional
como una pauta de la cultura de la empresa y la familia, permitiendo a la
generación futura aportar ideas nuevas, muestra empuje y aprovechamiento de
nuevas oportunidades de mercado. Es decir, incorporarse gradualmente.
TERCERO. ORGANIZACIÓN. La constitución de los órganos de gobierno
facilita la comunicación, pero además hace más eficiente cada ámbito de
decisión y más competitivas a las empresas. La regularidad de sus reuniones se constituye en un aspecto muy
valorado por la generación futura. La
clave es participación y respeto a las decisiones.
CUARTO. TRABAJO EN EQUIPO. El
papel complementario de los esposos
fundadores (cuando uno de los dos fue el fundador y el otro cónyuge se
involucró más tarde) o de miembros de
una misma generación (p.e., hermanos). Múltiples testimonios de la generación
futura indican que las debilidades de uno son suplidas por la fortaleza del
otro. “Papi ha asumido todo lo operativo,
las ventas, la calle, mientras mami administra”, o “Yo me encargué de mercadear nuestros productos, mientras mi hermano se
encargó de la planta, de la producción”. También es cierto que, en otros
casos, se trata de una de las fuentes de
conflicto que marcan la decisión en torno a la sucesión.
QUINTO. RETIRO EXITOSO, SUCESIÓN
EXITOSA. La necesidad de entender, por parte del fundador, que ser sucedido
implica no involucrarse directamente en el rol del que se ha retirado. El
retiro real del fundador de las funciones para la que se designa un sucesor es
la manera más segura de reducir los conflictos al mínimo. También parece
recomendable que el fundador ceda el
control propietario sobre la empresa o, de lo contrario, podría generar
incertidumbre en la generación futura y, además, dificulta entender la empresa
como familiar en el sentido dinámico de la palabra (generalmente será, por ley,
un patrimonio de la familia pero esto es distinto a que la familia se sienta y
asuma como propietaria).
Otras lecciones surgieron en el proceso y están incorporadas en la
publicación, tales como lo valioso de buscar visiones externas como la de los
consultores, la planificación con tiempo y modo adecuado, la implicación de las
futuras generaciones o sucesores en los problemas, retos y ventajas del negocio
familiar, la discreción que permita minimizar el impacto de la sucesión y la
posibilidad, como último recurso, de vender la empresa antes de que pierda
valor por múltiples razones.
Permítanme
concluir expresando que una empresa familiar es cabeza y corazón, es compromiso
y pasión, pero es sobre todo garantía de bienestar para las familias
empresarias y para la Región Norte.
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