Nota escrita a mediados
del 2003.
Si quiero imaginarte…
Amor mío:
La distancia nos ayuda a valorarnos. Es en
estas y otras ausencias cuando me doy cuenta de todo lo que llena en mi vida. Y
te admiro, además de amarte. Hasta creo que soy un gran bendecido de Dios al
ser parte de tu vida, de nuestro proyecto.
La cama sin ti es incómoda, no favorece el
descanso y hasta me parece triste.
Si quiero imaginarte cierro los ojos y me
encuentro con tu sonrisa. La piel, mi piel, tiene memoria de la calidez, tu
ternura, tu fuego.
Si quiero imaginarte, me aflora tu dolor
ante las dificultades de nuestros hijos y me aflora esta urgencia que tengo por
apoyarte, animarte, levantarte.
Si quiero imaginarte pienso en como
respondes (responsabilidad) antes las urgencias de tu quehacer laboral, tu
capacidad de organización y entrega, tu disponibilidad y sobre todo, ese apego
a los principios y tu lealtad.
Si quiero imaginarte solo tengo que verte
junto a Laura María ¡cuántas cosas le vas enseñando de ese ser femenina que
hace falta en tantas mujeres! Y ella sabe que la amas. A veces creo que ella es
más sensible a tu forma de demostrarle que la amas, que a la mía ¡tengo que
aprender!
Si quiero imaginarte, pienso en la
impaciencia, pero poco a poco he aprendido a que esa impaciencia, real o
aparente, tiene sus raíces en un corazón que ama.
Si quiero imaginarte, pienso en Carlos y
Juan y en esa capacidad de disciplinarlos a que nos has desafiado, a ellos y a
mí… porque Dios también tiene su orden.
Estoy convencido que sólo el amor de Dios
puede salvarnos y estoy convencido que amarnos es una forma de decir SI al amor
de Dios en nuestras vidas… solo hay futuro y esperanza para la ternura.
¡Te quiero!
Tu Mil
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